Personales

Punchi


El pasado 21 de abril leí un comentario en esta misma pagina firmado bajo el seudónimo "Sunchi". El mensaje me lleno de melancolía, dejenme contarles porque.
A los quince o dieciséis años yo estaba en la secundaria y era una persona bastante solitaria a la que le gustaba mucho leer, disfrutaba del cine y de cualquier practica artística. Sunchi o Punchi, como yo lo conocía, era un amigo que me había creado para no pasarla tan solo en los recreos o la salida del colegio. Punchi se aparecía siempre para hablar de libros y música, el era medio escritor y medio músico. Era un gruñón iconoclasta y por eso vivíamos discutiendo. Pero de alguna u otra forma compartíamos la misma adoración por Spinetta y otros.
Mis amigos también podían verlo, o tal vez hacían como que podían para no hacerme la contra. De hecho formamos una banda, con mis amigos reales y con Punchi, mi amigo imaginario, con la que nos juntábamos a ensayar algún que otro fin de semana. Punchi tocaba el bajo y le gustaba zapar algunos viejos blueses en la guitarra.
Punchi vivía en un lugar llamado Tres Isletas (un lugar imaginario por supuesto) que pude visitar alguna vez en mis sueños: Se trata de un paraíso de características chaqueñas donde se toma mucho alcohol y todos los habitantes tienen una sala de ensayo en su casa para tocar hasta altas horas de la noche. Tres Isletas esta lleno de personas geniales y de hermosas mujeres. Durante el día se descansa al sol o en a la noche se reposa sobre alguna silla de plástico en algún barcito.
Lamentablemente fui creciendo y dejando atrás a este amigo. La primera vez que me di cuenta de que Punchi era solo parte de mi imaginación fue en un ensayo. Punchi no aparecía porque se había vuelto a su pueblo. El resto de la banda me pidió que agarre el bajo, yo pensaba que no podía porque no sabia tocar, salvo por algunas enseñanzas que Punchi me habia legado. Pero cuando lo agarre me percate de que podía, de que todo ese tiempo yo había sido el bajista de la banda, de que Punchi nunca había estado en ningún ensayo, y en ningún recreo, ni en ninguna salida del colegio, de que no existía Tres Isletas, ni sus tardes, ni sus cervezas, ni sus sillas de plastico.
Intente mantenerme en contacto con Punchi durante un tiempo, negando esa revelación que había tenido en la sala de ensayo, pero nada pude hacer contra el tiempo y Punchi fue apareciendo con menos frecuencia. Algunas veces me mandaba cosas que había escrito pero yo no le prestaba mucha atención ya que creía que en realidad las había escrito yo y me las auto enviaba. También me mandaba canciones que había compuesto con su banda en Tres Isletas, pero cuando se las mostraba a mis amigos ellos pensaban que las canciones eran mías, y yo también creía eso, es mas, el mismo Punchi me pedía que las versione yo mismo!
El pasado 21 de abril Punchi, o Sunchi, volvió a aparecerse. Y no es casual que lo haya aca Me hizo ver la importancia de este sitio, un lugar donde recuperar cosas, volverse chico de nuevo, jugar y hablar de cosas que me gustan.
Por esta re aparicion le dedico este dibujo a mi amigo Punchi.
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí que tanto me gusta escribir y que con tanta facilidad me brotan las palabras ahora me quede mudo y en ese silencio me vinieron imágenes: un escuálido personaje tirado en el piso de alguna plaza imaginaria gritando ¡Tati esta o no esta!, una calesita en forma de camioneta dando vueltas, una biblioteca en un cuarto con una luz negra y paredes ¿verdes? ¿Azules?, una guitarra criolla vieja que hacia las veces de bajo. El mismo personaje pero ahora hablando en el pasillo de algún colegio, con la remera afuera y las manos en los bolsillos, o mas tarde diciéndome hay vida después de Cortazar.

Después del silencio podría decir gracias a este muchacho por dedicarme unas palabras en el ciberespacio, y podría decirle que las palabras me llegaron al corazón y que hasta me hicieron llorar, pero es de maricones decir esas cosas, así que dejemos que el silencio se expanda hasta el infinito y siga poniendo en duda la existencia del personaje de esta lado de la hoja, pero sin olvidarnos que de un momento a otro se pueden entreverar los mundos y llevarnos la sorpresa de nuestra vida y decirnos al unísono: ¡che pibe yo a vos te conozco de algún lado!

Anónimo dijo...

Nuestros más antiguos nos enseñaron que la celebración de la memoria es también una celebración del mañana. Ellos nos dijeron que la memoria no es un voltear la cara y el corazón al pasado, no es un recuerdo estéril que habla risas o lágrimas. La memoria, nos dijeron, es una de las guías que el corazón humano tiene para andar sus pasos.

Anónimo dijo...

Nada tendría que ver yo en este espacio y este momento si no apelara a entrar en el lado oculto de mi inteligencia... Aquel que no existe... Y porque nombro la inteligencia?? Porque memoria en mi diccionario no existe.. Si recuerdo las vivencia pero los rostros en mi se tornan cuasi borrosos, deslucidos, poco animosos.. Como que el tiempo se les haya pasado rápido y luego haya quedado estancado en la resaca de un seudo vaso de cerveza... Sunchi esta vivo... me lo dijo un amigo...
La verdad es un placer absorber estas líneas... Denota lucidez por momentos... Y por otros momentos pareciera que esa lucidez se perdiera en una vuelta de calesita disfrazada de camioneta... Solo se que no recuerdo los rostros, pero a quien le importa si lo que mas importa en este momento, son los recuerdos...
Ahhhhh... otra cosa... RECUPERÉ LA MEMORIA...

Saludos desde Ushuaia, de un personaje que tal vez presencio la historia que transcurría en Tres Isletas...

SerNY